Generación de la nueva constitución y el nuevo pacto social

 

¡¡Generación de la nueva constitución y el nuevo pacto social!!

 Imagen no propia: en medio de la represión se reclama asamblea constituyente

Desde un contexto muy turbulento el amor incondicional por el país, ese es el punto de partida de la generación del bicentenario y en ese sentido se basa la movilización multitudinaria que va más a allá de un cierre de un Congreso o la última vacancia presidencial. Es desde esa perspectiva que las marchas tienen un carácter racional y de cansancio de la clase política, sus intereses y las decisiones que se desvían del bien común, pero no dejamos de  asociar las reflexiones de este artículo, a la lucha de nuestros héroes Inti Sotelo (estudiante y trabajador) y Bryan Pintado (estudiante) que pasan a la memoria por la defensa de la dignidad de todo un país, pero también nos sumamos a la voz incansable de su familia, la población y otros jóvenes asesinados por defender a su país; exigimos que estas muertes no queden en impunidad, reclamamos justicia al Gobierno y las instituciones pertinentes y exigimos que las personas responsables sean condenados por sus actos. 

    Imagen  propia: capturada el 15 de noviembre  en la vigilia a favor de Inti y Bryan en Miraflores

Este contexto de represión y violencia en todos los niveles y sobre todo de un sistema que agoniza, nosotros los jóvenes seguimos convencidos que la lucha continúa y para ello es bueno consolidar una consciencia social y desterrar la corrupción de todas las esferas, incluso de nuestras propias vidas. Los seis días de incertidumbre nos hicieron sentir que no teníamos presidente y muchos peruanos no lo reconocimos como tal, porque ha sobrepuesto sus intereses por encima del servicio al pueblo y  en la semana de protestas no ha dicho nada, tampoco ha escuchado la voz de un país; ante esta crisis política lo más destacable es la consciencia actual sobre saber que este es un momento de repensar la nueva forma del protagonismo político desde la interpelación porque ya no existen partidos políticos con vocación formativa y la política tradicional partidaria está profundamente desgastada, por otro lado no hay confianza y tampoco hay algo que nos identifique en cuanto a un ideal o una opción sensata que concentre una visión y servicio al país. Pero el pueblo ha despertado y si ha reaccionado ante tanta corrupción, hay una gran fuerza de la juventud, para seguir reflexionando y articular las luchas y construir las propuestas. Por ello es importante estar sumergidos en los espacios de formación política y por otra parte educar a la gente para generar consciencia y responsabilidad social desde la familia, el colegio, la organización, el trabajo y la universidad.

De otro modo, sabemos que el voto tiene que ser consciente y que incluso si hay nuevos perfiles tenemos que informarnos, para no continuar eligiendo autoridades investigadas y con procesos judiciales, por que votamos por un candidato(a), eso quiere decir que otorgamos un voto de confianza que al final termina siendo injusto si sus acciones se alejan del bienestar del pueblo. A todo esto, la mayoría de representantes del Congreso seguramente pensaron que pueden hacer de todo y no pasa nada, sin embargo, la población hizo relucir su capacidad de indignación ante estos hechos de corrupción y de intereses partidarios. Sin embargo, se resalta a la población juvenil que tuvo respuestas contundentes que llevaron a logros momentáneos para el país, pero seguimos mirando el accionar de este Congreso, por cierto, la institución más importante del país a nivel de representación, sin embargo, ha dado la espalda al pueblo y apuntan sus acciones solo a intereses partidarios, personales o lucrativos. Por otro lado, como ciudadanos, organizaciones sociales e instituciones hay que informar a la población sobre los procesos, educar sobre la importancia no solo de elegir bien, sino de ejercer protagonismo desde la participación ciudadana y no caer en lo que la presa informa, porque muchas veces no es objetiva o neutral.

 Las organizaciones políticas, sociales y gremiales seriamente interpeladas

Otro aspecto que resalta a la vista es la interpelación de las organizaciones sociales, y estas demandas apuntan al rol social y político de las mismas para involucrar con fuerza la educación  y la formación política como un engranaje de la ciudadanía y del sentir de las organizaciones para responder en primera línea a estas injusticias, pero de otro lado para ejercer incidencia en los espacios de toma de decisiones.  A todo ello se adhiere los desafíos de toda una generación y de asegurar vida digna para las futuras, pero de manera concreta con la generación del bicentenario, que sueña con construir una nueva patria y tiene que encontrar un camino, una nueva visión y un sentir del pueblo con la instalación de una asamblea constituyente que pueda representar la voz del pueblo y redacte una carta magna que sea la  viva voz de la diversidad, cultura, tradiciones de los pueblos y la garantía de una vida digna para todos y todas; porque la actual constitución ya no da para más, porque es interpretada de manera ambigua y a su manera, pero además porque es hija de lo impuesto por el Consenso de Washington[1].

    Imagen no propia: en medio de la represión se reclama asamblea constituyente.

Pero también las luchas de hombres y mujeres tienen que sobrepasar a otras magnitudes, como por ejemplo por la contaminación ambiental en la amazonia, la minería o la agricultura, pero también para exigir educación y salud de calidad. En ese sentido, este proceso de educación masiva tiene que estar basado en la experiencia vivida, es decir en donde la consciencia social, ciudadana cívica, política carece de un sentido sustantivamente político ético, en esa medida es importante saber qué estamos planteando frente a este nuevo escenario, para que esta educación tenga en cuenta esta educación ética y levantarnos con consignas propias que destierren la criminalización de las movilizaciones o de una manera  más contundente crear respuestas frente a la denominación de terrorismo por el solo hecho de defender nuestros derechos, porque este lenguaje ya esta caduco y es propio de una clase política deteriorada, pero es necesario quebrar este lenguaje anticuado. 

Imagen propia: captura realizada el 13 de noviembre en el centro cívico 

Cuidar y fortalecer las reservas vivas de dignidad y esperanza

Por eso desde la JOC instamos a crear dentro de nuestro territorio democracia limpia, sana y las condiciones sean las más factibles posibles para la representación de la población. ¡Crisis grandes! son buenas oportunidades para hacer propuestas y como jóvenes organizados desde nuestros espacios podemos comprometernos a educar a las personas para no repetir la historia, pero también para participar protagónicamente en los diferentes espacios sociales y de toma de decisiones, desde el protagonismo y pensamiento crítico. Como movimiento queremos difundir y hacer masivo el mensaje y expandirlo, fomentando una acción educación masiva con un camino de actores sociales protagónicos y propositivos.  En ese sentido reafirmamos que esta generación del bicentenario, cree en la dignidad, en la vida y la trascendencia de todo ser humano y eso es justamente lo que no aparece en el campo político actual encarnado por el modelo civilizatorio y los intereses de grupo se sobreponen.   Por otro ladodesde la JOC buscamos que la sociedad pueda incluir la ternura como una virtud política, cariño y afecto a cualquier joven, adolescente y todas las personas como una expresión de la virtud política, pero además fomentamos el protagonismo y la prioridad por la formación y el carisma para una sociedad más justa. En estos contextos políticos y sociales complejos, como organización social juvenil nos preocupamos por la vida del joven y por lo trascendencia en el nivel social cívico y protagonista en diferentes espacios de tomas de decisiones y en las discusiones intergeneracionales teniendo en cuenta el respeto y la solidaridad como seres sociales y con una visión integral de la vida.

 

                                                                       Lima, 04 de diciembre de 2020



[1] La agenda del Consenso de Washington fue desarrollada en lo profundo de la crisis de la deuda y propugnaba tipos de cambio competitivos para promover un incentivo para el crecimiento de las exportaciones, liberalización de importaciones, la generación de ahorros domésticos adecuados para financiar la inversión (principalmente ajustando la política fiscal), y por recortar el hinchado papel del Estado para permitirle concentrarse en la provisión de servicios públicos básicos y un marco para la actividad económica. obtenido de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422012000100003 

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